Testimonio Carlos Herrero

Recuerdo cuando inicié el proceso de terapia, la verdad pensé que no tenía «cura», al igual que el color de mi piel, estaba escrito en mis genes el estar siempre asustado y triste.

Cuando Isabel me explico al detalle que me estaba ocurriendo para mi fue como respirar de nuevo, había esperanza,¡podía cambiar!.

La terapia fue intensa y la verdad que me lo tuve que trabajar mucho mucho, pero poco a poco veía cambios, grandes cambios. Solo hay que comprometerse, trabajar y dejarse orientar por el terapeuta.

Ahora practico mindfulness. Creo es de las mejores herramientas para enseñar a tu cerebro estar en el aquí y el ahora, para calmar tu mente. Tiene grandes beneficios.

Creo que con mindfulness estoy aprendiendo que es imposible evitar tener pensamientos, pero que  depende de mi creerlos o hacerles caso. Mis pensamientos no soy yo, el que los observa  y decide qué hacer con ellos, ese si soy yo.