Los límites en la educación
NO SÉ DECIRLE “NO”: LA IMPORTANCIA DE LOS LÍMITES EN LA EDUCACIÓN.
Cómo educar (bien) a nuestros hijos, es la gran incógnita que se nos plantea cuando decidimos embarcarnos en la aventura de ser padres. Suele suceder que la pregunta “¿Lo estaré haciendo bien?” nos acompaña durante todo este proceso, desde el momento en que nacen hasta que se convierten en adultos. Y es que como se suele decir, los niños deberían venir con un libro de instrucciones.
Psicología. Actitud en la educación de un hijo
Son muchas las preocupaciones que nos llegan a Clínica-La Serna, con respecto a la actitud que tomar a la hora de educar a los hijos, o como se conoce en Psicología, con respecto al estilo educativo que debemos adoptar con ellos. La respuesta a estas preocupaciones es que, como todo en la vida, situarnos en los extremos puede ser perjudicial y más en este caso ya que, es una tercera persona la que está aprendiendo de nuestra mano a desenvolverse en el mundo, con la gran responsabilidad que ello supone. Hay que ser consciente que como padres, todo lo que hagamos con nuestros hijos, va a determinar su vida adulta.
Por ello, un padre que adopta un estilo educativo autoritario, puede parecer que sabe poner límites pero también puede producir que el niño perciba el mundo como un lugar intimidante, en el cual, solo puede conseguir sus objetivos si muestra una conducta sumisa.
Por el contrario, si somos muy permisivos, el niño se puede convertir en un pequeño “tirano” con un autocontrol de la conducta muy bajo, aprendiendo que todo aquello que quiera conseguir, lo puede hacer a través de rabietas y exigencias. La clave de una buena educación es aquella que no se sitúa en un polo u otro, sino en aquella en la que ponemos límites con cariño y firmeza, es decir con un estilo educativo de tipo democrático.
El primer paso para realizar esta labor comienza por saber cómo aplicar los límites en la educación de nuestros hijos. Gracias a la aplicación de los límites, estamos mostrando al niño los principios básicos de convivencia social y por otro lado le estamos enseñando a protegerse de situaciones que podrían ponerle en peligro.
Recomendaciones como profesionales psicólogos
Nuestras recomendaciones desde Psicólogos-Fuenlabrada se pueden resumir en las siguientes:
- Ser concretos con la conducta que queremos modificar. Este punto es clave para comenzar con el cambio de conducta. Si queremos modificar ciertas conductas del niño tendremos que ir haciéndolo de una en una. Decirle que es un desastre porque no recoge la habitación, genera una etiqueta que generaliza la conducta del niño y que puede dañar su autoestima. Es mejor acotar aquello que queremos cambiar para que el niño sepa en concreto que es lo que no está haciendo bien, con frases cortas y concretas.
- Al igual que sucede con los adultos, imponer una norma, genera un bloqueo y una resistencia que da como resultado no hacer aquello que se nos ha impuesto. La mejor opción en este caso es darle al niño la libertad de elegir dentro de varias opciones que le podemos proponer. Esto no significa que el niño tome las riendas de su educación, sino que dentro de lo creemos que va a ser bueno para él, le vamos a dar nosotros las diferentes opciones para que pueda elegir, haciendo por un lado que nosotros le marquemos el camino a seguir y por otro que nuestro hijo perciba que tenemos en cuenta su opinión a la hora de tomar decisiones.
- Ser firmes con lo que le queremos decir sin ser agresivos. Es fundamental decirle lo que queremos que haga con un tono de voz seguro, con seriedad y sin gritar. De esta forma, el niño entenderá que lo que le queremos decir es importante pero sin llegar a intimidarle.
- Explicar el porqué de la conducta. Explicar por qué deben hacer algo o no hacerlo, hace que los límites cobren sentido. Darles una explicación breve de por qué no deben realizar una conducta, hace que interioricen esta norma como algo lógico y propio, lo que facilita que hagan caso a aquello que les estamos recomendando.
- Reforzar la conducta bien hecha y/o modificada. Toda conducta que se premia (refuerza), se repite. En el caso de los niños es muy importante hacer hincapié en aquello que están haciendo bien ya que la atención es el reforzador o premio más potente para estos casos. Cuando el niño se esfuerza en cambiar y recibe una frase del tipo “Lo has hecho muy bien” o “Estoy orgulloso/a de ti”, no dudará en repetir esa conducta ya que, está recibiendo como premio, el cariño y la atención de las personas más importantes de su vida: sus padres.
- Ser disciplinados a la hora de cumplir las normas. De nada sirve poner límites si unas veces se cumplen y otras no. Hay que cumplir siempre con el límite establecido y sobre todo y muy importante, que ambos padres estén de acuerdo y lo lleven a cabo de manera conjunta. Cumplir las normas de manera aleatoria o de manera unilateral (uno de los progenitores si las lleva a cabo y el otro no) hace que el niño no tome en serio la aplicación de los límites.
- No poner etiquetas generales a la conducta del niño. “Eres malo”o“Que torpe eres” son afirmaciones que no solucionan el problema de los límites y perjudican seriamente la autoestima del niño. El mensaje que le estamos mandando es que no son válidos, que no les queremos, etc., haciendo que el niño se sienta culpable o que siga comportándose igual porque se termina identificando con estas etiquetas. Esto da lugar a que piensen que da igual lo que hagan o como se comporten porque ellos son esa etiqueta que les hemos puesto y por eso, lo hacen.
- Decir claramente “No”. Cuando una conducta concreta no va a beneficiar a nuestro hijo, es necesario decir “No”. En Clínica- La Serna, nos encontramos este gran problema. Hay padres que se sienten culpables por decir “No” a sus hijos bajo la creencia de que están siendo malos con ellos. Como hemos comentado al principio del post, estamos educando a futuros adultos y debemos enseñarles desde pequeños a aceptar una respuesta negativa ya que muchas veces en su vida adulta, se van a encontrar con esta situación. Aceptar el “No” desde pequeños, le va a enseñar a nuestro hijo a cultivar la paciencia, a respetar las normas de convivencia y esto va a asentar las bases del autocontrol de la conducta.
Siguiendo estas recomendaciones, estamos asegurando que nuestros hijos crezcan como personas seguras, independientes y autónomas. Es un proceso que implica mucha constancia pero si tenemos paciencia y no desistimos, disfrutaremos mucho durante el proceso y con el resultado final que es verlos crecer de una forma sana y feliz.
Si tienes alguna duda sobre cómo hacerlo no dudes en contactar con el equipo de Clínica-La Serna, estaremos encantados de poder asesorarte.