procrastinar felicidad

PROCASTINACIÓN: Cómo dejar de aplazar mi felicidad.

¿Qué es Procrastinar?

Procrastinar consiste en posponer aquellas tareas que nos desagradan con el fin de realizarlas en un futuro. Frases del tipo: “Tengo tiempo” o  “Mañana lo haré” es el pie que da paso a la procrastinación, bajo la falsa creencia de que realmente nos hemos comprometido a hacerlo en un futuro cercano.

Pero ¿Qué sucede cuando esa procrastinación está ligada a tareas importantes? o ¿Por qué procrastino si luego me siento mal? 

Aquí podemos observar cómo este tipo de frases neutras pueden tener un trasfondo que no conocemos y que conviene explorar. No acabar una tarea importante o procastinar con frecuencia a pesar de que luego puedan sobrevenir sentimientos negativos (como la culpa) nos indica que hay una serie de obstáculos (más allá de la pereza) que no permiten avanzar.

Causas de la procrastinación

Las causas de la procrastinación no son tan evidentes como parecen y pueden ser muy variadas. Tener un afán extremo de perfeccionismo es uno de los ejemplos de porqué llevamos a cabo esta conducta. La trampa de la perfección es que es subjetiva y en este caso, si somos esclavos de esta idea, nunca vamos a quedar satisfechos con el trabajo realizado: siempre se puede mejorar. Esta idea errónea, nos puede conducir hacia la frustración, generando a su vez emociones desagradables lo que probablemente, produzca la evitación del inicio de la tarea o actividad que tengamos que realizar.

El propio miedo de creer que no somos capaces de hacerlo, también favorece el aplazamiento. A veces nos enfrentamos a actividades nuevas con las cuales no estamos familiarizados, y esto puede poner en tela de juicio la percepción de nuestra autoeficacia (la confianza en la propia capacidad para lograr los resultados pretendidos)

Si tenemos un esquema mental de autoeficacia un tanto negativo, es muy probable que creamos que al realizar cualquier tipo de tarea ésta, saldrá irremediablemente mal. Este pensamiento esconde la creencia de que es horrible fallar, no dejando espacio al error, cuando precisamente los errores forman parte del aprendizaje en la vida y son los que nos permiten crecer.

Otro factor a tener en cuenta es estar sufriendo algún tipo de proceso depresivo. La depresión es un trastorno en el cual nos falta la energía y la motivación suficiente como para poder llevar a cabo cualquier tipo de actividad (entre otros síntomas) Aquí hablamos de un problema clínico que es muy importante tratar ya que, sus consecuencias son muchas y el propio hecho de dejar de hacer cosas hace que estemos menos motivados para llevarlas a cabo. Es un círculo vicioso que se retro alimenta y que es necesario tratar para poder cortarlo.

Consejos para conseguir nuestros objetivos

Como ya hemos comentado, para poder reducir al máximo la procrastinación es importante reconocer qué emociones y pensamientos obstaculizan la consecución de nuestros objetivos. Con los ejemplos que hemos descrito anteriormente, esta parte del trabajo hacia la productividad personal, estaría resuelto. Desde Clínica La Serna, te vamos a mostrar una serie de consejos para que puedas pasar a la acción.

  1. Crea un plan de acción para la realización de la tarea. Es fundamental poner una fecha de inicio y fin de la tarea que vamos a realizar. Por ello, es importante ponernos un plazo para llevarla a cabo y comprometernos con el mismo. No pasa nada, si en algún momento ves que tu rendimiento baja, siempre y cuando lo compenses de manera razonable más adelante. Lo bueno de establecer un calendario para realizar el trabajo, es que permite la organización del mismo sin correr el riesgo de no llegar a tiempo.
  2. Organiza un plan de acción por pasos. Suele suceder que si vemos las tareas como un conjunto, nos podemos agobiar por ver todo el camino que tenemos que recorrer hasta que llegamos a su fin. Por ello, es mejor dividir la tarea en subtareas e ir poniendo un plazo aproximado para realizarlo. Utiliza una visión del presente, es decir focalízate en empezar y terminar la tarea que te toque ese día sin pensar en todo el proceso que queda por delante.
  3. Crea un ambiente adecuado para realizarlas. Un espacio de trabajo desordenado, con mucho ruido, mal ventilado o muy pequeño, nos puede condicionar a la hora de realizar nuestro trabajo. Es importante que, en la medida de lo posible, generes un espacio donde te puedas sentir cómodo. Si el ambiente donde realizo mis tareas es desagradable, me va a costar más llevar a cabo cualquier tipo de actividad.
  4. La importancia de dar el primer paso. El momento en el que damos comienzo al inicio de una actividad, es crucial para generar la motivación suficiente como para continuar con ella. Es decir, en vez de darle vueltas y vueltas a lo que tienes que hacer, lánzate a realizarlo aunque sea solo 5 minutos. Seguro que muchas veces te habrás dado cuenta que lo que realmente cuesta es empezar, pues bien, rompe ese círculo vicioso siendo más “hacedor” que “pensador”. La inapetencia y /o inseguridad, solo dura unos segundos, enfréntate a ella.
  5. Establece una rutina. Las conductas que repetimos se terminan convirtiendo en hábitos. Establece una rutina y verás cómo poco a poco, te va a suponer menos esfuerzo, llevar a cabo esa actividad que tanto te cuesta. Nuestro cerebro integrará esta nueva actividad como algo que forma parte del día a día y no le costará afrontar la realización de esta nueva conducta adquirida.
  6. Conócete a ti mismo y actúa en consecuencia. Las personas tenemos diferentes niveles de actividad y estos varían a lo largo del día. Hay personas que son muy activas por la mañana y otras que funcionan mejor por la tarde. Si la tarea te lo permite, llévala a cabo en ese momento del día en el cuál te sientes más “fresco”. No te obligues a trabajar en momentos en los que sabes que el rendimiento es peor ya que, puede desembocar en una desagradable sensación de frustración.
  7. Sé asertivo y di “no”. A veces nos cargamos con obligaciones y nos vemos saturados por el simple hecho de no saber decir “no” a todo lo que se nos pide. Es importante ser realista con aquello que podemos y no podemos hacer por falta de tiempo y/o habilidades. Muchas veces es mejor decir un “no” asertivo, que caer en una falta de compromiso.
  8. Hazlo de manera creativa. Utiliza materiales que te gusten y de la forma más divertida que se te ocurra. Esto le proporcionará un incentivo extra a la actividad.
  9. Prémiate con cada pequeño objetivo alcanzado. Después de realizar la actividad del día, haz aquello que te guste. Has terminado tu trabajo y mereces relajarte o disfrutar con aquellas cosas que más te motivan. Puedes planificar qué “caprichos” te vas a conceder, en función del objetivo que hayas alcanzado.
  10. Evita distracciones. Cuando aplazamos nuestro trabajo, solemos dejarnos llevar por todas aquellas distracciones que nos “impiden” acabar nuestras obligaciones. De esta manera tenemos la excusa perfecta que justifica por qué no hemos conseguido nuestro objetivo diario. Pospón estas distracciones para los momentos de descanso, es fundamental que respetes tu horario de trabajo.
  11. Tacha aquellas tareas ya realizadas. Observar el trabajo que ya hemos realizado, nos da impulso para acabar lo que hemos empezado. Apunta en una libreta cada tarea a trabajar y tacha aquellas que hayas finalizado. Por ejemplo, si vemos que estamos a dos objetivos de acabar nuestra actividad y que ya hemos trabajado gran parte de las tareas propuestas, nos costará menos terminar. En cambio sí nos centramos en la idea de que aún nos queda una parte del trabajo para poder terminarlo de manera completa, seguramente nos sentiremos frustrados y nos parecerá que aún nos queda mucho por hacer.

¿De ámbito profesional o personal?

Un aspecto que nos gustaría comentar es que normalmente, la procrastinación es un concepto que solemos relacionar con el ámbito laboral y por ello si esto no nos sucede con respecto a nuestras obligaciones, podemos creer que este concepto que hemos definido, no nos afecta.

Si nos paramos a pensar por un momento, realmente no solo procrastinamos tareas o actividades, a menudo sucede que también aplazamos cuestiones de índole personal: tomas de decisiones con respecto al rumbo de nuestra vida, resoluciones de conflictos con otras personas, peticiones o incluso nuestra propia felicidad. Cuántas veces no habremos pensado “Ya haré esa actividad que tanto me gusta” “Ya hablaré con esa persona” o incluso “Cuando esté preparado, ya daré ese paso en mi vida”. Todas estas decisiones también se ven afectadas por los motivos que hemos mencionado antes: la incertidumbre, la perfección, el miedo y el estado anímico que podamos estar experimentando.

Por ello, en Clínica La Serna queremos ayudarte a analizar qué es aquello que te impide tomar las riendas de tu vida tanto a nivel personal como profesional. Ser fieles a nuestras necesidades, deseos u objetivos vitales nos siempre es fácil, pero dar el paso para ajustarnos a ello nos aproxima a la obtención de una vida satisfactoria y plena.

 

Por ello, si sientes que existe algún obstáculo que te impide avanzar en tu vida no dudes en contactar con nuestro equipo de psicólogos La Serna.

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